miércoles, abril 18, 2012

¡Me choca que suba la gasolina! (I)

Uno de mis más ríspidos viajes en taxi sucedió el día en el que el conductor se quejó sobre los incrementos en el precio de la gasolina: “¡Nada más hacen acciones perjudiciales para el pueblo!” espetaba. No necesariamente es así. El gasolinazo no es otra cosa que el retiro gradual del subsidio a los combustibles derivados del petróleo, lo que hace que se encarezcan.

Cuando un artículo como el combustible modifica su costo al alza tiene básicamente dos efectos inmediatos para el consumidor y el productor:

a) Aumenta los costos de transporte de las empresas (todos los productos deben transportarse) y por lo tanto, incrementa el precio general de los productos.

b) Incrementa la parte del ingreso que las personas dedican al combustible (si gano 100 y el combustible costaba 1 y ahora cuesta 2, gasto más parte de mi ingreso en él).

Pero eso no es todo, también hay que diferenciar entre diesel y gasolina. El diesel es usado principalmente por transportes para fines comerciales. La gasolina es utilizada por particulares y una minoría de transporte comercial (como taxis).

Si sube el precio de la gasolina las más afectadas son personas de mayores ingresos (los que tienen automóvil y los que usan taxi) y los que usan la gasolina con fines comerciales, por ejemplo los taxistas. Sin embargo, en México el incremento de precios se da a la par en diesel y gasolina. Cuando aumenta el precio del diesel suben los costos de transporte (en ciertos casos también otros costos) pero no inmediatamente y no de manera homogénea en todas las empresas. También hay que señalar que otros insumos también se encarecen por lo que la inflación no puede atribuirse del todo a los gasolinazos.

Visto desde el balcón ecológico el incremento de precios a los combustibles es benéfico, ya que aumenta los incentivos para que se creen vehículos más eficientes, provoca que la gente utilice más el transporte público y por lo tanto se genera menos contaminación.

Desde el punto de vista del sector público los argumentos giran en torno a la eficiencia del gasto: para subsidiar la gasolina (la gasolina cuesta más caro de lo que nos la venden, el gobierno paga la diferencia) se deben sacrificar recursos que podrían utilizarse en transferencias para los hogares, subsidiar costos industriales y de infraestructura, fortalecer las finanzas del gobierno o cualquier otra política social y productiva (ya quedamos que el subsidio a la gasolina ayuda más a los más ricos, es un subsidio regresivo).

Por eso muchos gobiernos del mundo (incluso el del boliviano y bolivariano Evo Morales) intentan retirar esas dádivas.

Solo quedan un par de cuestiones, ¿por qué la gasolina cuesta tanto? Y, ¿qué se puede hacer para bajar su precio? Preguntas que intentaré responder en el próximo post.