Contrario a lo que algunos rechazados protestones piensan, abrir más espacios en estas saturadas universidades públicas traería más problemas que beneficios, se puede mencionar la sobrepoblación de las escuelas y la baja en la calidad de la educación.
La mayoría de las teorías de crecimiento económico ven en la educación uno de los pilares para la prosperidad de un país, entendiendo educación como calificación de mano de obra, lo que es muy distante de la educación integral del sueño vasconcelista y que aun así pueden ser reconciliadas. Un mundo lleno de universitarios es inconcebible para las dos posturas, dejaría sin fuerza de trabajo a actividades primordiales como la agricultura o la industria, es por eso que algunos no tienen que ser universitarios, pero esto siempre que existan mejores salarios en esas actividades alternativas (esa es otra discusión interesante) y acceso a la cultura.
Platón habla:
"Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la ciudad -les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron entrar oro en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para mandar, por lo cual valen más que ninguno; plata, en la de los auxiliares, y bronce y hierro, en la de los labradores y demás artesanos. Como todos procedéis del mismo origen, aunque generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos semejantes a ellos, puede darse el caso de que nazca un hijo de plata, o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las demás clases. Pues bien, el primero y principal mandato que tiene impuesto la divinidad sobre los magistrados ordena que, de todas las cosas en que deben comportarse como buenos guardianes, no haya ninguna a que dediquen mayor atención que a las combinaciones de metales de que están compuestas las almas de los niños. Y si uno de éstos, aunque sea su propio hijo, tiene en la suya parte de bronce o de hierro, el gobernante debe estimar la naturaleza en lo que realmente vale y relegarle, sin la más mínima conmiseración, a la clase de los artesanos y labradores. O al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga oro o plata, debe apreciar también su valor y educarlos como guardián en el primer caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la ciudad perecerá cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce.