Se toma un payador y se recuesta tranquilo en su catrera; se busca a una percanta que llegue al conventillo y seduzca al trovero que decide abandonar a su pobre viejita para lanzarse de lleno a la milonga y a la farra. Se consigue un bacán que enamore a la mina, a fin de que ésta se marche con él, dejando amurado al payador, que entonará un lamento con música de bandoneón.
Pasado algún tiempo, se hace que el bacán abandone a la mina, motivo por el cual esta regresa al bulín, totalmente arrepentida y prometiendo no volver a hacerlo más. El payador la abraza emocionado y le dice que la culpa no es de ella, pues por haber nacido en el cieno del arrabal, no podría dar de si otra cosa. Y con furia gaucha, le carga toda la culpa a aquel amigo infiel que a la percanta le regalaba vestidos de seda y la engrupía en lujoso sedán. A continuación se mudan para un barrio reo, conformes a olvdiar el incidente.
Queda pendiente lo relativo a la "pobre viejita" que con la debida oportunidad tendrá que haber fallecido.
Pasado algún tiempo, se hace que el bacán abandone a la mina, motivo por el cual esta regresa al bulín, totalmente arrepentida y prometiendo no volver a hacerlo más. El payador la abraza emocionado y le dice que la culpa no es de ella, pues por haber nacido en el cieno del arrabal, no podría dar de si otra cosa. Y con furia gaucha, le carga toda la culpa a aquel amigo infiel que a la percanta le regalaba vestidos de seda y la engrupía en lujoso sedán. A continuación se mudan para un barrio reo, conformes a olvdiar el incidente.
Queda pendiente lo relativo a la "pobre viejita" que con la debida oportunidad tendrá que haber fallecido.
Adendum: El texto es de un misterioso autor que se esconde bajo el seudónimo de "Dr. R. E. Lajo"
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