The Economist publica el 7 de abril, en su versión electrónica, respecto al incremento de los impuestos federales para cigarrillos en Estados Unidos (de 39 centavos a $1.01 por paquete):
“Los paladines del antitabaquismo sostienen que impuestos más altos llevan a los fumadores a dejar de hacerlo y disuaden a otras personas de tomar el hábito. Pero altos impuestos no siempre significan cigarros más caros.” . . . “En algunos países las compañías de tabaco deciden disminuir sus beneficios para asegurarse de que la gente siga fumando. Puede que funcione.”
“Los paladines del antitabaquismo sostienen que impuestos más altos llevan a los fumadores a dejar de hacerlo y disuaden a otras personas de tomar el hábito. Pero altos impuestos no siempre significan cigarros más caros.” . . . “En algunos países las compañías de tabaco deciden disminuir sus beneficios para asegurarse de que la gente siga fumando. Puede que funcione.”
Mucho de la efectividad del impuesto en personas ya consumidoras tiene que ver con la elasticidad-precio de los cigarrillos para cada consumidor; para algunos se han vuelto un bien necesario, en otros su posición económica hace que el impuesto no repercuta en el hábito de fumar, otros simplemente buscan marcas o presentaciones de cigarrillos más baratas. Junto al comentario de The Economist, estos aspectos hacen que el impuesto sea menos prometedor de lo que inicialmente se pensaba.
¡Lo trágico del asunto es que no hay sustitutos cercanos o hábiles trucos de tabacaleras para los habanos!
¡Lo trágico del asunto es que no hay sustitutos cercanos o hábiles trucos de tabacaleras para los habanos!
2 comentarios:
Mas que quejarte porque el precio del tabaco sube, deberias dejar de fumar x_____x
Bueno, eso es casi como decir que si el precio de los alimentos sube, dejes de comer.
No acepto comentarios acerca de mi imperdonable comparación entre los alimentos y el cigarro T_T
Pero el hecho es hasta dónde los derechos del consumidor se ven coartados por estas medidas. Si el asunto en el fondo es una política de salud pública, el comentario de The Economist hace ver que no siempre es esa la mejor solución.
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